domingo, junio 08, 2008

En la barriga del Dragón

Estoy en medio del decadente Dragón. Una de las tantas hogeras banales de Lima. Un hueco oscuro donde gileritos, ruqueritos, amiguitos, noviecitos, entre otros, se juntan a compartir humo y licor. ¿Qué pasa si prendiéramos la luz y todos se vieran los rostros? Observarían como el acido del estómago del dragón los corroe y consume.

He sido durante tantos años parte de esa multitud y ahora me asqueo de pertenecer. Ahora menos que nunca quiero ser parte de ese grupo de rapaces sujetos sin pensamiento. Me tomo un sorbo profundo de red bull con vodka, miro a todos desde lo alto de la escalera y se que no me voy a poder quitar la tristeza con un trago.

Salgo a respirar a la puerta. El humo atrae a los muertos. Yo escapo tras el oxigeno. Veo mi celular y repaso sus mensajes. La garganta se me cierra. Me tapo la nariz con la mano. Los ojos me explotan. La boca se me tuerce. Aprieto los dientes. Me amarro las manos. Me clavo los pies. Ella sigue brillando dentro de mí a pesar de todo.

Alguna vez estuve al filo del dragón, a punto de escapar. Estaba justo en la cola parado de puntas de pies a un instante de dar mí último paso. Mi pie estaba flotando y el otro se estaba desprendiendo cuando alguien me empujo para adentro. Caí en el corazón del dragón. Otra vez estaba en el lugar donde nace el fuego. Otra vez en el purgatorio de la vanidad moviéndome como autómata, atragantándome de licor e intoxicándome con cigarros.

Debo dejar de usar mis pies y comenzar a utilizar mis alas para así volver a la cola del dragón. Al filo de la vida donde empieza mi vida. Alas para no caer. Alas para volar. Solo me quedan los sueños para creer.

Tras 31 años, debo ser quien alguna vez fui y nunca quise ser. No el seguro, extrovertido y realista adulto que soy. Sino el niño inseguro, tímido y soñador que fui. Tengo que creer en el mundo de nunca jamás. Debo regresar a esa historia sin fin en la tierra de fantasía.

Camino exultante por entre la multitud, dejo mi vaso medio lleno en la barra , apago mi cigarro recién prendido. Me abrigo entre tanto calor. Empujo y no camino. Floto pero no vuelo. No llamo la atención. No busco las miradas. No pido permiso. Salgo por la entrada. Estoy afuera. En la boca del dragón. Este infierno no es para mí. Necesito sus alas para escapar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Escapar o no depende de ti, a veces es mas facil continuar con lo conocido que arriesgarse a algo nuevo; todo cambio implica incertidumbre pero a veces eso es mejor que seguir vegetando.

Nos leemos.

Esteban Ramon dijo...

Excelentemente retratado Mr. Diegol. Saludos

wilmeRafael

Axa dijo...

Saludos
Mira eh estado en ese infierno y creeme lo mas dificil si es animarse.
Quiero que sepas que no estas solo avemos muchos k t ntndemos.....