
Yo siempre le tuve miedo a las montañas rusas. Siempre recuerdo esa montaña vieja de madera apolillada y acero oxidado de Fantacilandia, a la que mi hermano se subía infinidad de veces con excitación. Montaña a la que solo me subí una vez con los ojos bien cerrados. Sin embargo, por alguna razón decidí montarme en este juego mecánico aterrado con ella. La tomé de la mano y le dije: ¿Hay que subirnos?
Ella le tiene miedo a los aviones. No le gustan las alturas. Y menos emociones voladoras. Sin embargo, asentó la cabeza y acompañó. Estábamos en la cola al calvario escuchando los alaridos de los torturados. Ella movía los pies con velocidad mientras consumía los cigarros, uno tras otro. Yo la tomé de la mano, quité los cabellos que le caían sobre su rostro y la miré a los ojos. No tengas miedo estamos juntos.
Ella me creyó. Cerró los ojos y me dejó llevarla hasta los asientos. Los arneses de metal nos atraparon y nosotros nos amarramos las manos entre si. Pronto un empujón trajo el movimiento lento pero incesante. Track, track, track, track. Empezamos a subir hasta perdernos en las nubes. Pronto recordé porque le temía a las montañas rusas. Me sentía suspendido en la nada. Atrapado en el aire. No puedo, me cago de miedo, susurré.
Ella me escuchó y atrapo mi mano con fuerza. Mírame, mírame, estás conmigo, no sientas miedo. Yo no me voy a ir. Estaré contigo hasta la última caída. Yo le creí. Las cadenas nos llevaron hasta la cima de la montaña. Yo me dejé caer. Ella no me soltó. Cerré mis ojos con fuerza. Los tirabuzones nos llevaron de cabeza, boca abajo, boca arriba. Yo la espíe y logré abrir los ojos. El mundo se venía encima y ella no dejó de mirarme.
Llegamos a la última bajada. La más placentera. Esa en donde todos te miran. Los dos estábamos con los ojos bien abiertos. Las cadenas se detuvieron y tuvimos piso de nuevo. Las piernas nos temblaban pero logramos pararnos. Soltaron las amarras y nos abrazamos con fuerza. Bajamos emocionados y sonriendo. Corrimos hasta estar muy lejos de esa montaña de fierros.
Si buscas a la mujer de tu vida, busca una que se suba a una montaña rusa contigo.
Esto de Liniers va conmigo:
