miércoles, diciembre 26, 2007

Los caminos de mi vida


Comencé el año soñando. Soñé que conocía una linda rubia de ojos brillantes. No conocía donde vivía, dormía y lloraba, pero conocía su sonrisa. No fue amor a primera vista. No la vi y la amé. Sino la amé y luego la vi. Estaba en mi cama desnuda y decidí contarle mi simple vida. A ella no la boté de mi cama. La escuche. La miré. La amé hasta quedarme dormido. Ella no quiso quedarse a dormir conmigo.

Intente volver a verla. Cerraba mis ojos con fuerza para encontrarlaa en mis sueños. Hacia grandes jornadas de sueño con Diasepan y Xanas. No estaba en los sueños ilógicos y tampoco en los amores platónicos. No la encontré en las extrañas pesadillas y aun menos en los sueños eróticos. Simplemente se esfumó.

De regreso en la habitación de mi vida quise reconstruir mis amores. Pisé tierra y supe que mi ex novia tenía novio. Me tomé un trago amargo de vodka, los observé, como por dos horas besándose en un bar. Era mi penitencia. Caminé rumbo a mi casa pero supe que ya no tenía casa.

Arrastrando los pies por las calles desvié mi ruta para buscar un lugar conocido. Busqué a mi amiga. A mi mejor amiga. A la chica de mis sueños y pesadillas. A los resquicios de mi alma romántica adolescente. A la niña que alguna vez transformé en mi amor imposible.

Nos besamos y abrazamos por horas. Me obsesioné. Quise verla siempre. Quise que fuera mi novia. La perseguí por semanas. Solo tocaba su sombra. Ella siempre huía. Yo vivía ensimismado en la terca idea de pensar que estaba enamorado. Luego en un lapsus de cordura decidí suicidarme. Le dije todo lo que sentía y pensaba. Ella corrió sin mirar atrás. Pensé que me había liberado.

Boté las piedras de mis zapatillas que no me dejaban caminar. Ahora podía correr. Corrí hasta desfallecer. Me dormí en un sueño blanco, muy blanco. Un sueño en donde solo estaba esa niña de ojos brillantes. La abracé por 60 segundos. Luego tuve que regresar a la realidad.

De regreso por mi vida comencé a vagar sin rumbo con la promesa de nunca más tener novia. Esta vez llegué a un callejón oscuro, sin salida y con tan solo una pequeña ventana vieja y sucia a un lado. Era el único escape. Ella me advirtió que era la peor ruta a seguir. Yo decidí caminarla y recorrerla. Los trechos tortuosos son mi especialidad, pensé.

Ella negaba con la cabeza pero aceptaba con su corazón. Su boca siempre me odiaba pero su mirada me quería. Yo me tapaba los ojos. Ella me tomaba de la mano y me guiaba. A veces quería que la abrace, otras que la bese. Finalmente, un día me empujó y huyó hasta perderse en la oscuridad.

Encogí los hombros y nunca supe que paso. Decidí fugarme de esta ciudad llena de furia. Tome una sobredosis de pastillas y tuve un sueño muy profundo. En el sueño nuevamente huía. Corría buscando que mis pulmones exploten. Quería que mis pies se pulvericen. Deseaba que mi corazón se derrita, pero ella me detuvo. Me miró con sus ojos brillantes, me tomó de las manos, volvió a sonreírme y supe que no me había olvidado.

Era ella nuevamente. Ella aterrizó en mi realidad. Decidió no ser tan solo un sueño. Caminamos de la mano por mis calles. Espantó mi vanalidad, combatió mi maldad y enfrentó mis obsesiones.

Tan solo sopló y todo desapareció. Corrió conmigo con tanta fuerza que desaparecimos de cualquier mundo. Todo era vació, blanco y puro. Nunca había llegado hasta un lugar tan cercano y lejano a la vez. Pude sonreír después de mucho tiempo. Besé con amor por primera vez. Los sueños a veces se hacen realidad.

martes, diciembre 18, 2007

Amar

Los demonios se callan
No hay ruido en mi cabeza
La gente no pasa
Los rumores desaparecen
Mis ojos no se pierden
Solo te miro
Te veo y te llevo
Secuestro tu risa
Robo tu felicidad
Me refugio en tu vida
Me escondo en tu corazón
Mi instante se paralizó
Mi rostro con vida
Su vida fue mía
Mi alma feliz
Siempre en pasado
Nunca en presente
No tengo provenir

lunes, diciembre 03, 2007

Herir y ser heridos



No quiero verte. No quiero verte más. No hoy, no sé si mañana. No lo sé. Buen viaje. Las últimas palabras que escuché de ella. Y a pesar de tan obvio rechazo, repasaba cada palabra intentado encontrar una duda. “No hoy”. Es una molestia del momento. “No se si mañana”. Es decir, puede ser que tal vez la vuelva ver. “No lo sé”. Lo está dudando. En el fondo todavía me quiere.

No sé que decirte. Ahora creo que no puedo asumir todo esto. No lo sé, tan solo no lo sé. Fuero mis últimas palabras antes de despedirme de ella. Planeé esas palabras durante dos semanas. Frente al espejo, antes de dormir y cada vez que fumada. “No sé que decirte”. O sea lo sé hace mucho tiempo. “Ahora creo”. Siempre lo creeré. “No lo sé”. Es que si lo sé, pero no puedo reconocerlo.

Tres meses después la logré encontrar. Fue una reunión provocada. Sabía que iría. Quería enfrentar mi infierno. Saludé con cortesía. Me perdí en las conversaciones. Me crucé tres veces con ella. Intercambiamos una mirada. Ella evitó mis ojos dos veces. Le toqué el hombro al saludarla y despedirme. No nos miramos al sentarnos cerca. Lo único que le dije fue: cuídate. Ella solo me dijo: Chau.

Pasaron varias semanas antes de volverla a ver. Estaba en un bar con unos amigos. Muchas cervezas, chistes malos y miradas cómplices. Ella bordeó la barra. Se dejó ver y la miré. Levanté las cejas para saludarla. Ella buscó su risa más reluciente. Ella me dió un largo beso en la mejilla. Ella sonrió nerviosa. Le toqué el hombro mientras hablábamos. Ella habló mucho pero no logró una conversación coherente. La abracé con fuerza. Me despedí rápido. Le dije: cuídate. Ella buscó en adiós en el suelo. Me miró, me tomó la mano y me dijo: tú también.
Una canción: Playground Love de Air